Después de un largo tiempo sin escribir un análisis, toca poner fin a la sequía con la última pieza que he tenido la fortuna de adquirir gracias a una suculenta oferta. En esta ocasión os hablaré de Elea, una aventura de ciencia ficción con abundantes toques de surrealismo que, curiosamente, en su momento se anunció con la coletilla “Episodio 1”, si bien el juego en su versión para PlayStation 4, que es la que he comprado, no la lleva. Yo no he encontrado nada que confirme esto, ni fuera ni dentro del propio juego, por lo que pienso (aunque por supuesto me puedo equivocar) que si bien es posible que hubiera intención de llevar la historia más lejos de donde llega, creo que estamos no obstante ante un título completo en este sentido. Vamos, pues, a ver cómo es este Elea y que tiene que ofrecer a quienes se animen a jugarlo…

Elea (cuyo nombre completo es River Elea Catherine Jones) es el nombre de la protagonista, una científica que a finales del siglo XXI se embarca en una misión de rescate interestelar con el fin de encontrar a su marido, desaparecido trece años antes durante el intento de colonización de un exoplaneta cercano a la Tierra que permita a la raza humana sobrevivir a una extraña epidemia que ha asolado la población infantil de todo el mundo. Dicho viaje, para ella y para nosotros, será seguro inolvidable.
Como jugadores vivimos la aventura en primera persona, debiendo desplazarnos por los diferentes entornos en busca de información, ya sea a través de documentación o dialogando con otros personajes e interactuando con numerosos objetos que, en ocasiones, habremos de utilizar para avanzar en la historia. La interacción con estos es muy sencilla, dado que el punto central que nos sirve de guía muestra un icono sobre los objetos importantes que nos ayuda a saber qué es lo que podemos hacer con ellos. Algunos se guardarán de manera automática en el inventario hasta que les demos uso.

Hay que remarcar, porque es importante, que el movimiento de Elea es sumamente lento, incluso a la hora de correr. En el menú de opciones es posible activar o desactivar el movimiento de oscilación que se produce al caminar, dado que puede llegar a marear a algunas personas (a mí, por ejemplo). Lo que ya no es posible es hacer que el personaje vaya más rápido y esto es algo que tal vez desespere a más de uno de quienes estén acostumbrados a una mayor celeridad.
El equipo de desarrollo, para la creación de los gráficos, optó por el motor Unreal Engine y el resultado, en lineas generales, es bastante digno, con un buen uso de las texturas (que en casos aislados tardan un poquito en cargar pero eso es algo intrínseco al propio motor, lo sé por experiencia) y la iluminación, tanto de ambiente como en los propios objetos que cuentan con ella, lo que dota al conjunto de un realismo más que aceptable.

Pero, en mi opinión, si algo destaca realmente en este apartado son los efectos visuales empleados en muchas de las escenas, que no obstante pueden ser también algo perjudiciales para aquellos demasiado sensibles a la proliferación y rápida alternancia de colores vivos y brillantes. Dichos efectos son los que, en última instancia, aportan junto a otros elementos el antes mencionado surrealismo que, en más de una ocasión, nos dejará descolocados no solo en lo visual sino también a la hora de movernos, puesto que no pocas veces también el control se verá afectado, eso sí, de forma intencionada y temporal.
Por desgracia para los usuarios de habla hispana, el juego carece de voces y textos en nuestro idioma, siendo en lo primero el inglés la única opción y en lo segundo, además de este, el chino (tradicional y simplificado), el alemán y el francés. Esto, obviamente, dificulta el seguimiento de la historia en quienes no dominen alguno de estos idiomas. En mi caso lo he completado jugando con todo en inglés por ser con el que más me defiendo, aunque sea de manera regular.

Elea es, cuanto menos, una experiencia curiosa no solo dentro de su género, también en lo que se refiere al catálogo general disponible, que no dejará indiferente a ningún usuario que se atreva a adentrarse en su propuesta. Que luego guste o no ya es algo personal de cada quien, a lo que solo puedo aportar mi percepción y sensaciones propias, y estas dicen que el viaje ha merecido la pena.
