Se me hace difícil hablar de un juego que no he terminado. Al menos en lo que se refiere a su narrativa e historia, la cual por obvias razones no conozco en su totalidad pero, no obstante, he avanzado lo bastante como para poder emitir un juicio de valor sobre sus aspectos técnicos y jugables que, si bien es de esperar que evolucionen, no creo que vayan a cambiar de una manera profunda. Por ello, y pese a que todavía me queda mucho por ver y hacer, ya me veo en condiciones de analizar el que es uno de los más recientes estandartes de PlayStation: Horizon Forbidden West, secuela directa de Horizon Zero Dawn.

La historia de Forbidden West comienza con Aloy, su protagonista, recorriendo el mundo en busca de una copia de GAIA, la inteligencia artificial creada años atrás para cuidar y repoblar el planeta. Como dije antes, no puedo valorar este apartado en su conjunto porque solo conozco una pequeña parte pero lo que sí puedo decir es que lo visto hasta ahora tiene, para mí, muchos altibajos y en lineas generales no está a la altura de lo contado en el juego original. Quizá mi opinión cambie más adelante o, como me temo, se acabe reafirmando. Y eso siempre y cuando me vea capaz de llegar al final…
¿Por qué digo esto? Porque, además de no haber sido capaz de conectar (al menos por ahora) con su argumento, Horizon Forbidden West se me está haciendo sumamente complicado de manejar por la inmensa cantidad de opciones que ofrece, tanto en número y variedad de desafíos como en la manera de afrontarlos. Muchos diréis que eso es precisamente lo bueno, no solo de este título sino de cualquier otro, pero yo no opino igual porque más no siempre significa mejor. Y si como está siendo mi caso, el usuario se ve abrumado al ser incapaz de asimilar bien todo el contenido, lo que en principio debía ser un viaje emocionante se vuelve aburrido e incómodo.

El manejo de Aloy no varía apenas en relación a la anterior entrega y además, a diferencia de esta, ahora es posible configurar el mapa de controles en el gamepad. He visto, no obstante, pequeños cambios en, por ejemplo, cómo recibimos la información del entorno a través del Foco, la cual podemos en las opciones hacer que se muestre siempre o solo cuando hagamos uso del mismo.
Donde sí hay un gran cambio es en, como dije, la cantidad de opciones de las que podemos ir disponiendo a medida que subamos de nivel. El árbol de habilidades, ya habitual en este tipo de juegos, es más complejo que en Zero Dawn y ofrece abundantes posibilidades. Algo que al principio es fácil que nos haga dudar sobre qué opciones debemos escoger aunque he visto que cada grupo se puede reiniciar y si bien todavía no he probado esto, es de prever que los puntos utilizados queden libres para ser reutilizados.

Y donde hay cambios también hay novedades, siendo posible ahora hacer uso de bancos de trabajo para crear, reparar y potenciar atuendos, armas y otros recursos. Otra de las cosas nuevas es que podemos comprar comida a NPCs cocineros que nos brindarán, además de una recuperación de salud, otros beneficios adicionales durante un breve periodo de tiempo.
A todo esto hay que añadir nuevos tipos de misiones secundarias, algunos basados únicamente en la exploración, que se suman a la ya ingente cantidad de las que ya podíamos encontrar en la entrega original y que siguen presentes como las zonas de caza y los campamentos enemigos. Como veis, todo un mundo repleto de retos con el que, a priori, uno debería estar entretenido durante mucho tiempo.

Podría profundizar más pero tampoco quiero alargar en exceso mi análisis, por lo que voy a pasar a hablar ya de su calidad técnica, tanto gráfica como sonora, de las cuales no tengo ninguna pega que poner porque el trabajo en ambas es absolutamente increíble, superando lo que en su momento parecía imposible de mejorar. Así, volvemos a disponer de un enorme mapa que iremos poco a poco revelando, con entornos abiertos que reflejan ambientes selváticos, desérticos o nevados, y también zonas cerradas tanto naturales como artificiales.
Máquinas y personajes humanos se presentan no solo en gran cantidad y variedad, también con un fantástico acabado incluso en aquellos con los que apenas podemos interactuar. Muchas de las animaciones de Aloy se han reutilizado para Forbidden West pero también hay acciones nuevas. Eso sí, donde más se nota la mejora de este juego en relación a su predecesor es en los momentos de conversación, mucho más naturales y realistas tanto en los gestos faciales como corporales de cada personaje.

Ojo, que os hablo de la versión de PlayStation 4, que es la que estoy jugando vía streaming gracias a la suscripción Premium de PlayStation Plus, aunque también se puede acceder a la de PlayStation 5 pero únicamente mediante descarga. He podido probar esta última y os lo digo con sinceridad: creo que no merece la pena ocupar 100Gb de espacio en el ya de por sí limitado disco duro de PS5 para algo que se ve prácticamente igual, pues las diferencias no van mucho más allá de un uso más realista de la iluminación y algunos efectos como las emanaciones de la plaga o cuando abatimos a una máquina, que no aparecen en PS4.
La música sigue presente en los momentos en los que se busca realzar la épica de las batallas o la belleza de los paisajes. Igualmente, las bestias siguen sonando amenazadoras y el doblaje a nuestro idioma mantiene las voces originales con un magnífico resultado a la hora de expresar las diferentes emociones de los personajes, por lo que se puede decir que todo lo relacionado con el apartado sonoro es, tal vez, lo único que no ha sufrido variaciones evidentes en relación a Zero Dawn, en parte porque ya era sobresaliente.

Siendo objetivos y pese a que no todo me parezca bueno, podríamos decir que en su conjunto estamos ante una de las mejores producciones de los últimos años. Pero, como dije al principio, por su complejidad y, sobre todo, por no haber sido capaz de conectar emocionalmente con los acontecimientos que se narran, jugar a Horizon Forbidden West se me está haciendo cada vez más pesado. No sé si lo terminaré o lo dejaré a medias, cosa que puede suceder perfectamente si aparece algo que me entretenga y haga disfrutar más pero por ahora continuaré el viaje de Aloy porque, quien sabe, a lo mismo me acabo sorprendiendo aunque espero que, si eso sucede, no siga la tendencia actual y sea para bien.
