Todo final puede ser un nuevo principio”. Es lo que debió pensar Benoit Sokal cuando decidió retomar Syberia tras más de una década pues el juego que nos ocupa, si bien se concibió para salir en 2015, finalmente llegaría en 2017 tras algunos problemas durante el desarrollo. Dado que la anterior entrega lo hizo en 2004, tamaño lapso de tiempo implica que en este Syberia 3 sí se aprecien grandes cambios en todos los aspectos. De todo ello hablaré a continuación…

Pero antes de ponernos a ello conviene situar al jugador en el momento concreto en el que da comienzo la historia de Syberia 3 donde Kate Walker, tras haber ayudado a Hans Voralberg a cumplir su sueño de llegar a Syberia, ha vagado sin rumbo hasta caer abatida a causa del frío extremo de la zona. Inconsciente y al borde de la muerte, es rescatada por la tribu nómada de los Youkols, que la mantienen con vida y la llevan a una clínica donde es tratada de sus heridas. En ese momento dará comienzo un periplo no bien visto por aquellos para los que las viejas tradiciones de la tribu son un obstáculo para sus propios intereses.
Tras despertar y ser consciente de su situación, Kate decide acompañar a la tribu en una migración muy especial durante la cual, una vez más, encontraremos diversos personajes con los que tendremos que entablar conversación. Y es aquí donde tenemos la primera de las novedades de Syberia 3 a nivel jugable puesto que en muchas ocasiones podremos elegir qué decir o preguntar. En función de nuestra elección, no solo la respuesta sino el propio avance del juego podrá variar aunque en ningún momento nos quedaremos atascados dado que hay varias maneras de seguir adelante si a la primera no damos con la opción correcta.

Otra de las novedades es la forma de interactuar con determinados objetos. En ciertos casos no nos limitaremos a ver la acción tras haber pulsado el botón o tecla correspondientes sino que deberemos moverlos con el mando de control, viéndose con ello incrementada todavía más la inmersión en la historia al dotar al jugador de una mayor participación. Un ejemplo de esto lo vemos cuando se nos pide algo concreto que hay que rebuscar entre multitud de objetos para encontrarlo. En cuanto a los puzzles, estos siguen presentes y representan, como en toda buena aventura gráfica, la columna vertebral del juego.
El gran salto está sin duda en el apartado técnico comenzando por lo visual, donde los escenarios pre renderizados clásicos han dado paso a entornos generados en 3D mediante el motor Unity, lo que otorga una mayor libertad de movimiento. Como es de esperar, también los personajes se benefician de este avance gráfico empezando por la propia Kate Walker, que es la que más mimo ha recibido en su recreación. El resto de personajes principales también alcanzan un muy buen nivel e incluso los más secundarios están igualmente bien terminados aunque no en la misma medida.

En lo sonoro, de nuevo escucharemos una gran selección de bellas melodías, alguna de ellas cantada, que aportan un cariz más épico a la historia. Las voces llegaron originalmente en inglés pero el doblaje se añadiría más adelante y, a pesar de ser diferente al de las entregas anteriores, es igualmente bueno. Los textos, por fortuna, sí vienen de serie en nuestro idioma.

Sin embargo, también hay cosas negativas en Syberia 3. Y es que se nota la inexperiencia del equipo de desarrollo con las por entonces nuevas tecnologías, lo que se tradujo en los retrasos que llevaron al juego a salir casi dos años más tarde de lo planeado. Se aprecian ciertos problemas gráficos como la lenta carga de elementos en pantalla o la falta de fluidez en algunos momentos. Esto último afecta también al movimiento de la protagonista que, a menudo, se muestra algo torpe sobre todo a la hora de girar, aunque nunca llega a hacerse incontrolable. También existen otros problemas menores en puntos muy concretos que no afectan para nada al transcurso de la partida pero que no dejan de ser molestos.

Syberia 3 es, a pesar de sus defectos, un muy buen sucesor de aquellos clásicos que me cautivaron hace ya tanto tiempo. Ha actualizado, pienso, con buen criterio el género de las aventuras gráficas, adaptándolo a los cánones actuales donde su más que inesperada secuela, The World Before, pondrá tal vez el broche de oro a la historia de Kate Walker, sobre todo ahora que su autor ya no está por desgracia entre nosotros. No obstante, quizá no sea la última vez que sepamos algo de ella y, personalmente, estaría encantado de que así fuera.
