Es este un tema complicado de tratar puesto que versa sobre una situación que cada uno de nosotros vive de una manera concreta. Mejor o peor, es una experiencia única e intransferible. Dicha situación es aquella en la que nace y crece un incómodo sentimiento que lleva a pensar que el ámbito en el que nos movemos no es el nuestro o, al menos, no es cómo nos gustaría que fuera. En mi caso, como el de tantos otros entre los cuales haya quizá compañeros creadores de contenido a quienes he tenido la suerte de conocer, dicho ámbito es el de los videojuegos pero, como seguro muchos sabéis, llevo ya bastante tiempo notando que gran parte de lo que hay o está por llegar al mercado no es para mí.
Por fortuna, la oferta y variedad de títulos que existe a día de hoy es tan grande que en algún momento termina apareciendo algo que llama mi atención, me invita a su posterior adquisición y, si todo sale bien, me permite disfrutar durante un periodo de tiempo más o menos extenso de su propuesta. In Rays of the Light, juego independiente que conocí y analicé en el blog hace muy poco, es por ahora mi referencia más reciente. Y si bien no tengo nada en firme en el horizonte más allá de la anunciada versión para consola del Syberia: The World Before que, como fan que soy de la saga, compraré sin dudarlo, sí que hay a corto y medio plazo alguna cosa a la que como mínimo le prestaré un poco de atención y, quien sabe, quizá llegue a algo más.
Mientras tanto, me toca “sufrir” día tras día un panorama en el que predominan noticias y comentarios relacionados con ciertos juegos bastante famosos, amados y odiados por igual. Contenido todo este que provoca en mí una saturación informativa que ya en su momento, tiempo atrás, me llevó a huir de todo haciendo que borrase cuentas y casi el propio blog. Sin embargo, agradezco haber vivido dicha experiencia porque me sirve ahora para, precisamente, no dar ese paso de nuevo pero ello no quita que me sienta incómodo con lo que leo, escucho y observo a diario.
Ejemplos de esto serían, sin ir más lejos, los recientemente mostrados Sonic Frontiers y Street Fighter 6 o sagas como Dark Souls (Demon’s Souls y Elden Ring incluidos) o Resident Evil, que llevo semanas viendo por todas partes. Como es obvio y me sucede igualmente a mí con Syberia, aquellos que son seguidores leales de dichas franquicias están encantados de que se hable de las mismas y de, por supuesto, hacer sus correspondientes aportaciones pero luego estamos quienes no lo disfrutamos, si bien no nos queda otro remedio que aguantarnos porque, en primer lugar: no somos nadie para indicar a otros lo que deben o no decir y hacer y, segundo: tampoco vamos a comenzar a silenciar o bloquear a la gente solo por el hecho de que sus gustos no coincidan con los nuestros porque para eso vale más la pena dejar de seguir a la persona en cuestión y que cada uno continúe su camino.
Ahora bien, no negaré que, como ya me pasara tiempo atrás, le esté cogiendo manía (por no decir odio) a todo este material, en algunos casos porque lo que he visto no me gusta y en otros por puro cansancio. En consecuencia, va a ser difícil que me acerque a ellos en algún momento del futuro y esto, para alguien que se dedica a escribir sobre juegos, no deja de ser paradójico a la vez que complicado de llevar sobre todo si, como es mi caso, cuesta tanto encontrar alternativas. Pero ahí seguimos porque, como dije en el post de aniversario, si hago esto es porque me gusta y ello, junto al hecho de como dije antes haber conocido a muy buena gente especialmente en Twitter, son algo por suerte todavía más fuerte que mis ganas de mandarlo todo a paseo. Y espero que eso no cambie…