Croquis Análisis

¿Qué hay detrás del análisis de un juego?

Analizar un juego parece algo sencillo y en cierta forma lo es, pero la realidad es que conlleva una complejidad a la que pocas o casi ninguna vez le prestamos atención. En este nuevo post de opinión invito a todo aquel que lo lea a detenerse un momento para pensar sobre el tema y tal vez acabe dándose cuenta de los muchos factores que influyen, en una u otra forma, a la hora de describir y valorar lo que un determinado título ofrece.

Dos ejemplos de los muchos que existen

Tomemos como punto de partida dos títulos que han recibido un trato sumamente desigual. Por un lado, el malogrado Redfall y, por el otro, Tears of the Kingdom, la última entrega de la saga The Legend of Zelda, colmada de sobresalientes por muchos medios de prensa especializada. Si tanto una postura como la otra están justificadas no es algo que me corresponda valorar aquí porque lo que me interesa es hablar del criterio analítico en sí mismo. En otras palabras, en qué se pueden basar los analistas para sacar sus conclusiones.

Sin reglas establecidas

Un punto nada fácil de tratar debido a que, de entrada, no existe a día de hoy ningún parámetro establecido sobre cómo ha de ser cada aspecto que conforma un videojuego para discernir si ha sido bien realizado o no. En lo tocante a, por ejemplo, su manejo, opciones y posibilidades, puede influir la cantidad pero también su ejecución. Dicho de otro modo, que haya cierta variedad o complejidad y, además, que todo funcione como se espera. Pese a ello, no son pocos los títulos que pueden presumir de esto sin que por ello logren alcanzar la excelencia, al menos a ojos de los expertos.

Será porque falla en lo técnico, diréis. No obstante, dada la ausencia de condiciones previamente definidas en las que apoyarse para emitir un juicio de valor, lanzo ahora las siguientes preguntas a este respecto: ¿cómo ha de ser el apartado gráfico para recibir una calificación máxima? ¿Qué influye más: estética, diseño, rendimiento (resolución, tasa de imágenes)? ¿Y todo lo referente al sonido?

La preferencia personal

Guste o no, es en estos apartados donde cobra más fuerza el punto de vista subjetivo de quien analiza ya que muy rara vez van a quedar limitados a los datos objetivos. El estilo empleado en su recreación cuenta mucho en base a los gustos propios y así se verá reflejado en la valoración final. En lo tocante a la música, efectos y voces, depende del grado de emoción que provoquen y las preferencias personales junto a la calidad interpretativa de los diálogos y si se encuentran o no doblados, aspectos que en buena medida no todos juzgarán del mismo modo.

Finalmente, y no por ello menos importante aunque a quienes apenas tenemos influencia no nos afecte igual que a los grandes medios, la presión mediática y/o social juega un papel vital, pues cuando una opinión se generaliza en un sentido o en otro, reflejar lo opuesto a lo que la gente espera y quiere ver u oír sobre un juego concreto puede acarrear consecuencias no deseables. Y sé muy bien de qué hablo porque lo he sufrido en mis propias carnes más de una vez.

No existe acuerdo en muchas cosas, y esto no es la excepción

Personalmente, me cuesta muchísimo creer en la existencia de un criterio unificado dentro de un colectivo formado por personas que, en muchos casos, apenas han hablado ni se conocen entre sí lo más mínimo, lo que me lleva a la conclusión de que no todos los que hablan sobre un mismo juego son sinceros a la hora de expresar sus pareceres sobre el mismo. Definir quienes mienten, no obstante, es algo prácticamente imposible y lo único por tanto que nos queda, como usuarios, es la posibilidad de decidir si confiar o no en lo que se nos dice.

No obstante, realizar un análisis completamente objetivo es inviable no solo por lo descrito con anterioridad, también porque la mera exposición de información sin más resta un atractivo al que no pocos acuden y convierte lo que es la visión de su autor en un documento útil pero frío, que no despierta en el usuario el menor sentimiento de emoción o mínima curiosidad por el título analizado, si bien es igualmente difícil que no se acabe incluyendo alguna apreciación personal en algún punto intermedio.

Cada uno lo refleja a su modo

No concluiré este post sin hacer mención a las diferentes fórmulas empleadas para plasmar la valoración final de un análisis que van desde la clásica nota numérica en sus diversas variantes hasta un número determinado de iconos representativos (normalmente estrellas), pasando por otros métodos más inusuales como el que, sin ir más lejos, utilizo yo en este blog.

En relación a esto, y ya lo he comentado en alguna ocasión, pienso que las notas numéricas tradicionales (del 0 al 10 o al 100) causan más perjuicios que beneficios a quienes se guían por ellas, sobre todo cuando se alcanzan, como ha sido el caso del nuevo Zelda, extremos que dan a entender que futuros títulos no podrán ser mejores. Algo especialmente sangrante porque la perfección en el videojuego no existe ni existirá jamás, por mucho que haya quien se empeñe en ello, tanto por un apartado técnico que está en continua evolución como por el propio concepto de un juego cuyas mecánicas, a medida que pase el tiempo, dejarán de ser adecuadas y aceptadas como ya ha sucedido tantas otras veces.

En definitiva, un análisis lo conforma una mezcla de información, más o menos veraz, y la propia percepción del analista que, como he expuesto, presenta numerosos matices que, quiera este o no, influirán en el resultado final. Pero más allá de la calidad de la expresión, hablada o escrita, no habrá diferencias entre uno realizado por un aficionado y el de un profesional pues ambos son personas con puntos de vista, experiencias y conocimientos propios en los que se basarán para dar forma a lo que desean transmitir.

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