Dead Island Logo

No pensaba volver a escribir críticas negativas pero me ha venido a la cabeza un título que, pese a que llegué a terminarlo en su momento y al principio me gustó, me supuso tal atracón que me acabó hastiando hasta el punto incluso de afectar al propio género al que pertenece, si es que podemos denominar “género” a los juegos que, independientemente de su mecánica, tienen a los zombies como enemigo y principal atractivo. Ese título es Dead Island, un survival horror de mundo abierto que si bien como dije me divirtió al principio, por culpa de una mala decisión se me terminó haciendo sumamente aburrido.

Una premisa interesante al inicio

Dead Island, título que yo jugué en Xbox 360, es como ya he mencionado una aventura de acción en un mundo abierto ambientado en una enorme isla paradisiaca en la que toda la gente que se encontraba disfrutando de las múltiples opciones de ocio que en ella se ofrecían se han convertido en muertos vivientes ávidos de carne humana. Como jugadores, tomamos el papel de uno de los escasos supervivientes que debe tratar de escapar del lugar abriéndose camino entre los zombies de cualquier forma posible y haciendo uso de lo que tiene a mano.

Hay cuatro personajes diferentes y cada uno destaca en un apartado, sea el manejo de armas, su velocidad, fuerza, etc. El juego nos brinda la posibilidad no solo de usar armas sino de mejorarlas para que inflijan daño adicional, ya sea con fuego o electricidad. También tenemos la posibilidad de crear cócteles “molotov” para lanzarlos contra grupos grandes, disminuyendo así su número antes de enfrentarnos a los restantes en combate cuerpo a cuerpo.

Yo vine aquí a divertirme pero no lo conseguí

Pero no tardamos en descubrir que no estamos solos y otros supervivientes nos pedirán ayuda, bien durante la trama principal o en misiones secundarias, algo muy típico y normal en los títulos de mundo abierto y que, igualmente, nos sirve para ir subiendo de nivel y así disponer de nuevas habilidades. Pero he aquí donde estriba el principal problema de Dead Island y que ya a medio plazo lo hace tan soporífero (a largo mucho más, evidentemente) y es que, casi al mismo tiempo, también los enemigos suben de nivel con la intención, por parte de sus desarrolladores, de que el reto se mantenga y no acabemos convertidos en unos “supermanes” que podrían liquidar hordas enteras con solo toser.

Yo llegué, tras acabar la historia principal, a seguir jugando hasta más allá del nivel 60, y no porque me pareciera divertido sino porque quería comprobar si, en algún momento, la subida finalizaría (sobre todo la de los zombies). Pero lo que me encontré fue que me hallaba en un círculo sin fin y que todo mi progreso, más allá de las habilidades ganadas y el aumento de vida, no servía para nada más pues siempre me costaba lo mismo acabar con los enemigos. Y pasó lo que tenía que pasar, que acabé dejando el juego más por agotamiento que por no poder exprimirlo más, ya que tengo ejemplos de títulos en los que sí he hecho esto último y no he terminado hasta las narices, por no decir otra cosa.

Zombies por todas partes

Lo vivido con Dead Island me hizo aborrecer dicho juego (de cuya secuela tampoco quiero saber nada) pero lo que hizo lo propio con los zombies en sí fue la exagerada proliferación de estos en multitud de juegos, incluso donde no pintaban nada y fueron metidos, como suele decirse, “a calzador” solo porque estaban de moda. No sé si seguirá siendo así pero yo ya tuve bastante con la ración que me tragué y a estas alturas ya no me apetece volver a sufrir otro empacho de carne muerta

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