He hablado de ello más de una vez y los hechos no hacen sino reafirmar una realidad que si bien por una parte me hace sentir especial, también me mantiene aislado del grueso de usuarios que, como yo, disfrutan de los videojuegos. De todos modos, tampoco estos son el único motivo por el que voy a mi aire, algo que está en mi propia naturaleza, pero en lo que se refiere a este mundillo sí me hace, como reza el título, jugar en otra liga. Ni mejor ni peor, simplemente distinta, aunque en casos concretos mi camino pueda llegar a cruzarse con el de otras personas pero siempre de manera esporádica.
Todos emocionados… menos yo
Durante los últimos días muchas de las grandes compañías han organizado diversos eventos en los que se ha mostrado una amplia cantidad de material que ha generado en no pocos casos un nivel de expectación bastante elevado. Sin embargo, todo cuanto he podido ver hasta ahora a mí me ha dejado más bien indiferente. Es decir, no solo no he sentido ilusión por poder jugar en un futuro a determinados títulos, es que no tengo el más mínimo interés en ellos. Da igual cómo lo presenten y la información dada, que para mí es casi como si no existieran.
Cuando algo así sucede, no puedo evitar pensar al menos por un instante si realmente tengo sitio en esto de los videojuegos pero sé que la oferta disponible va mucho más allá de lo que los medios, y por ende la mayoría de los usuarios, siguen habitualmente. Y a esa otra liga en la cual juegan títulos que, por sus características, no pueden competir con las grandes producciones, es a la que desde hace tiempo me aferro para continuar disfrutando de esta afición.
Lo poco gusta, lo mucho cansa… lo demasiado harta
Pero hay otro factor que influye de manera clara y decisiva en la percepción y posterior opinión que me formo acerca de ese material tan mediático: la saturación que sufro cuando observo a decenas de personas que con todo el derecho hablan una y otra vez, y con idéntico sentido, de lo mismo día tras día. Este hecho, que a muchos logra contagiar ese entusiasmo que producen los mensajes compartidos, a mí me genera por contra un creciente rechazo que no pocas veces se extiende tanto a los propios juegos como hacia aquellos que alaban sus virtudes al tiempo que manifiestan sus ganas de que llegue el día de tenerlos en sus manos.
Esto último me ha llevado (y aprovecho este post para decirlo pese a que imagino que ya alguno se habrá percatado) a cerrar definitivamente mis cuentas en redes sociales con la clara intención de aliviarme de una presión que no tenía sentido seguir sufriendo. Es obvio que dicha ausencia afectará al alcance que puedan tener mis futuros artículos, pero me importa más mi bienestar. En otras palabras, prefiero permanecer tranquilo y sin agobios antes que tener que lidiar con algo que no depende de mí y que lleva ya demasiado tiempo preocupándome inútilmente.
Como siempre, a mi aire
Por eso, como dije al principio, he elegido jugar en otra liga buscando títulos a los que muchos jamás se acercarán de la misma manera que suelen hacer quienes acuden a las rebajas en pos de llevarse a casa ese chollo a menudo situado en lo más profundo, oculto bajo un montón de otros productos de la misma especie que pueden ser mejores, sí, pero que no tienen por qué ser igual de atractivos para todo el mundo.