Wonder Boy Monster Land Logo

¿Es posible imaginar un juego de rol en el que no sea posible guardar el avance, lo cuál obligaría a todo aquel que lo juegue a terminarlo de un tirón? A día de hoy esto es impensable debido al inmenso tamaño de los títulos actuales del género. Pero en Westone, allá por el ya lejano 1987, hubo gente que no solo lo pensó sino que lo llevó a cabo materializando lo que se convertiría casi de inmediato en un clásico y la base sobre la que, a excepción de la secuela Monster Lair, se acabaría desarrollando la saga. Esta pequeña joya retro de la que voy a hablaros en este análisis no es otra que Wonder Boy in Monster Land

El juego nos pone en la piel de un guerrero llamado Bocke Lee Temjim, dispuesto a detener la amenaza que se cierne sobre Monster Land, invadida por una horda de monstruos comandada por un enorme dragón. Un camino a través de once niveles repleto de peligros a los que debemos comenzar a hacer frente sin más ayuda que una pequeña espada y una poción que nos permitirá recobrar toda la salud si esta llega a cero, que se nos entrega al comienzo de la aventura.

En el terreno jugable estamos ante una curiosa mezcla donde priman las plataformas y, como dije al principio, el rol, si bien esta parte no ofrece mucha profundidad. A pesar de ello será necesario ir mejorando nuestro equipo en la medida en que vayamos encontrando comercios en los que adquirir piezas o espadas más poderosas que obtendremos al acabar con ciertos enemigos. Como dato interesante añadiré que existe la posibilidad, remota eso sí, de obtener equipamiento o la pócima de vida al matar a enemigos menores.

Para manejar a Bocke solo necesitamos dos botones, uno para atacar y otro para saltar. La defensa se mide en base al equipo que llevemos en ese momento, que absorberá los impactos en el caso del escudo o minimizará el daño en base a la armadura. Por otro lado, las botas nos permitirán realizar saltos cada vez mayores, dependiendo de cuales llevemos. Y en cuanto a las armas, los enemigos tendrán más o menos vida en base igualmente a la que tengamos en nuestro poder (ejemplo: un enemigo que cueste tres toques con una, solo necesitará dos con la siguiente).

También nuestra barra de salud, representada por una hilera de corazones que se irán vaciando por el daño recibido, crecerá conforme vayamos aumentando la puntuación. Podremos restablecerla en tiendas específicas o recogiendo los corazones que encontremos por el camino. Y cómo no, para todo lo descrito necesitaremos dinero, en este caso oro, que obtendremos bien matando enemigos o en puntos ocultos.

Wonder Boy in Monster Land tiene un estilo propio y único, hasta el punto que solo fue utilizado en una ocasión. Los escenarios en exteriores son algo sobrios, mientras que los interiores presentan un acabado más detallado. No son pocos los elementos que se repiten una y otra vez, pues no hemos de olvidar que hablamos de un juego de finales de los 80, donde la escasa capacidad técnica en lo referente a la memoria disponible obligaba a menudo a llevar a cabo cosas así para conseguir lo que se buscaba. Existe cierta variedad de personajes, algunos de los cuales también se terminan reutilizando con una apariencia diferente. Todos presentan un nivel de detalle y unas animaciones correctas y suficientes.

Sin embargo, a pesar de su aparente sencillez, el juego adolece de ciertos problemas que se muestran siempre en los mismos lugares en los que, por acumulación de sprites u otro motivo, la acción se ralentiza a niveles preocupantes y algunos sprites muestran unos colores extraños. Siendo momentos puntuales no es algo que impida seguir jugando después pero puede resultar molesto.

Donde sí no hay el menor problema es en todo lo relacionado con el sonido, pues Wonder Boy in Monster Land cuenta con una simpática banda sonora que ameniza todos y cada uno de los niveles. Los efectos utilizados no son nada especial pero cumplen su cometido, que es lo que importa. Y ni lo uno ni lo otro se hace pesado o monótono. El juego carece de voces y viene en completo inglés en su versión occidental. A pesar de ello, el nivel de lenguaje utilizado es muy sencillo y no supone ningún obstáculo para seguir la historia.

A Wonder Boy in Monster Land hay que juzgarlo en su contexto, pues si bien en su vertiente rolera se queda corto ya que salvo la progresión en vida y equipo no conocemos nada del personaje, no hemos de olvidar que se trata de un título de finales de los 80 destinado a los salones recreativos. Todo un hito a mi parecer para lo que estábamos acostumbrados a ver por entonces en dichos lugares y creo que por ello es por lo que causó el impacto que tuvo y forjó, como dije al comienzo, lo que sería a partir de ese momento la esencia de la saga Wonder Boy. 

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