Clockwork Aquario Logo

Muchos son los juegos que han llegado a nosotros a lo largo de las décadas pero, ¿no os habéis preguntado nunca cuántos no lo hicieron? Pues bien, el juego que hoy voy a analizar en el blog fue, hasta hace muy poco, uno de ellos. Clockwork Aquario es obra del desaparecido estudio Westone, responsable de la famosa saga Wonder Boy. Sin embargo, su último trabajo quedó incompleto y guardado en un cajón hasta que ahora, prácticamente 30 años después, ha podido ver la luz para algunos de los sistemas actuales, en concreto PlayStation 4 y Nintendo Switch, gracias a Inin Games

La historia de Clockwork Aquario versa sobre el clásico villano que desea hacerse con el control del mundo, tarea que en este caso un grupo de tres héroes ha de impedir. No obstante lo cierto es que, como era lo habitual en aquellos años en los salones arcade, en este caso el argumento casi lo podemos considerar un pretexto para ponernos en situación ante los retos que el título tiene preparados para nosotros.

Así, el malvado Dr. Hangyo (una especie de pez enano antropomorfo) y sus secuaces, tras hacer de las suyas por todas partes, descubre que un submarino tripulado por el intrépido Huck Londo, la hechicera Elle Moon y un robot llamado Gush se aproxima a su base en el fondo del océano, siendo en este punto donde dará comienzo la aventura. Aunque de la jugablidad hablaré después os diré que, si bien todos llevan a cabo las mismas acciones, cada personaje se mueve y actúa de manera ligeramente distinta al resto. Una característica propia de los arcades clásicos de este tipo que hace que jugar con uno u otro sea una experiencia diferente.

Clockwork Aquario es uno de los muchos títulos que han sido adaptados a los nuevos tiempos no en su aparatado técnico pero si en el hecho de que lo primero que nos encontraremos al ejecutar el juego será la selección de idioma mediante la bandera correspondiente y después un menú con diferentes opciones que pasaré a describir a continuación.

La primera es un modo de entrenamiento en el que, como se nos indica, podremos familiarizarnos con la jugabilidad y hacer uso de créditos infinitos si bien no podremos pasar de la segunda pantalla. Para hacer esto habrá que elegir entre los otros modos que basan su dificultad en el número de veces que podremos continuar si nos matan (9 en fácil, 5 en normal y 3 en difícil). Hay también un minijuego de bonificación exclusivo para dos jugadores, una galería de arte, la opción de escuchar la música del juego y el visionado de los créditos.

Pero entre estas veremos un modo arcade, desbloqueable si logramos acabar el título en cualquier otro modo, cuya diferencia está en la posibilidad de hacer modificaciones de la configuración del juego antes de comenzar. Por ejemplo es posible cambiar su dificultad o el número de vidas con el que comenzaremos, además de poder introducir los créditos que queramos como si de monedas se tratase. Ah, se me olvidaba que también podemos cambiar la forma de visionado (panorámico, 1:1, pixel perfect) e incluso aplicar el ya clásico filtro que imita a las viejas pantallas CRT. Esta configuración se aplicará a todos los modos.

La mecánica de Clockwork Aquario no puede ser más sencilla aunque, como mandaban los cánones de la época, a su vez compleja. En otras palabras, fácil de manejar, difícil de dominar. Tan solo dos botones son necesarios para ejecutar todas las acciones que no sean desplazarnos por cada uno de los cinco niveles con los que cuenta el título (quizá su corta duración sea lo único que se le pueda criticar), los cuales están repletos de enemigos y globos con la efigie del villano que nos darán puntuación extra (y algunos logros/trofeos) al reventarlos.

Hay que tener sumo cuidado de que ninguno de los enemigos nos roce porque eso nos causará daño y un segundo toque restará una vida de nuestro contador. Por supuesto, podremos golpearlos y saltar sobre algunos de ellos, lo que los dejará paralizados el tiempo suficiente para agarrarlos y utilizarlos como munición. Tengo que decir a este respecto que, en los vídeos que he visto a dos jugadores, me ha parecido ver que es posible hacer lo mismo con el compañero si que este sufra daño pero esto último es un extremo que no he podido comprobar por mí mismo.

Y para completar este apartado de la jugabilidad, mencionar cómo no los items que podremos obtener. Son solo tres pero no necesitaremos más. El primero es una poción con la que recuperaremos salud si estamos heridos, el segundo es una gema cuyo color varía en función del personaje que utilicemos y con la que iremos rellenando la barra “ONE UP” que, una vez llena, nos dará una vida extra. Y el tercero es una esfera con una estrella que no solo nos hará invulnerables durante un breve tiempo, también nos dotará de un poderoso ataque igualmente imparable y muy útil contra los jefes de cada nivel.

Clockwork Aquario es una auténtica delicia visual. Sprites de enorme tamaño se mueven con suma suavidad a través de unos coloridos escenarios cargados de detalles que evocan de inmediato a muchos de los clásicos de los años 90. Aunque el título de Westone no necesita parecerse a ningún otro porque tiene su propio estilo, reconocible por cualquier seguidor de los anteriores trabajos del estudio, pero llevado a la máxima expresión. Un espectáculo gráfico que, me atrevo a añadir, hace incluso palidecer a muchos títulos actuales que tratan de rememorar aquellos tiempos mediante el pixel art.

Y el apartado sonoro no se queda atrás, con una banda sonora con melodías muy animadas que ambientan perfectamente la acción y multitud de efectos de sonido que, junto a los gráficos, hacen que el título desprenda una gran simpatía. El juego carece de voces más allá de los gritos que lanza cada personaje tanto al saltar como al atacar. Por otra parte, el texto de las secuencias de introducción y final han sido traducidos, no así la de los créditos, que veremos en japonés pero, si sentís curiosidad por conocer los nombres de los responsables de este juego, una de las capturas de la galería será la solución.

Es este un juego que en ningún modo mereció dormir el sueño de los justos durante tanto tiempo. Estoy convencido, una vez he podido disfrutarlo en edición física gracias a Strictly Limited Games, que de haber salido en su momento se habría convertido de inmediato en un clásico porque argumentos tiene para ello de sobra: colorido, alegre, desprende un enorme carisma y, por encima de todo, es sumamente divertido.

Los tiempos cambian. Y con ellos, la tecnología aplicada a los videojuegos y las formas de jugarlos. Pero obras como Clockwork Aquario demuestran, una vez más, que los viejos conceptos son y seguirán siendo igual de buenos pasen los años que pasen. Por ello los clásicos son un espejo en el que se reflejan cada vez más producciones actuales.

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