Los fans más acérrimos no dirán nada. Al menos no la mayoría, pero yo fui uno de ellos y salir de ese círculo me ha dado con el tiempo otra perspectiva sobre el trabajo de Yu Suzuki en lo que se refiere a su mayor obra, todavía sin terminar. Una saga, Shenmue, de la que he renegado como ya comenté en este otro post. Y para rematar, las últimas declaraciones de su creador no van a contribuir a que regrese a ella…
Dichas declaraciones se produjeron en el marco de una entrevista de la que tuve noticia hace poco. En ella, Yu Suzuki comentaba que le gustaría crear una precuela de Shenmue, al estilo de Yakuza 0, con una Dobuita (el lugar en el que todo da comienzo) mucho más detallada donde se narraría una historia nueva, anterior a los hechos del juego original.
A esto se suma lo ya sabido sobre el prisma a adoptar en un hipotético Shenmue 4, que estaría pensado más para los nuevos jugadores que para los fans, por lo que las mecánicas jugables se adaptarían a los cánones actuales. Sin embargo, lo malo de todo esto es que ninguno de estos dos juegos verá la luz a corto plazo porque Yu Suzuki ya ha dicho que trabaja con su equipo en algo totalmente nuevo.
Puede parecer que estoy enfadado pero, más que enfado, lo que siento es decepción. Y es así porque es innegable que Yu Suzuki ha dado mucho a esta industria del videojuego, aportando innovación en forma de clásicos arcade que están en la mente de todos los usuarios, tanto los que los conocieron en su época como posteriormente.
Ahora bien, una cosa no quita la otra y lo que, seguro que muy a su pesar, está pasando con Shenmue no lo deja a mi parecer en muy buen lugar. No son pocos los creativos que gustan de hablar de intenciones con la propia de despertar o mantener viva la ilusión de los fans, pero hay que tener los pies en el suelo y saber qué puedes dar y qué no. Así, para materializar lo que se desea hacen falta medios y yo no creo que el estudio Ys Net disponga de lo que se necesita para hacer algo realmente grande, a la altura de lo que muchos esperan.
Tras Shenmue III, que sin ser un mal juego no podía desde luego compararse a lo que supusieron sus dos entregas previas, Yu Suzuki lanzó el pasado año Air Twister (título claramente inspirado en una de sus antiguas creaciones: Space Harrier) para Apple Arcade aunque en unos días verá la luz para Nintendo Switch y consolas PlayStation y Xbox de la pasada y la actual generación.
Este juego, junto al que están desarrollando ahora, muy bien tendrían que vender para que el futuro de Shenmue no quede nuevamente oscurecido como ya sucediera antes de la llegada de la, por el momento, última entrega. Las palabras de Suzuki dejan claro que quiere continuar y terminar su gran obra antes de que ya le sea imposible hacerlo por razones de edad, pero el tiempo pasa muy deprisa y no parece que dicho sueño se vaya a hacer realidad.
Shenmue tuvo su momento de bien merecida gloria por lo que supuso para la industria, pues mucho de lo que hoy tenemos se lo debemos a esta saga. Por desgracia, las circunstancias que se vivieron en Sega truncaron de golpe un proyecto que ya por entonces se antojaba demasiado grande y que sigue siéndolo, pese a que se le han recortado contenidos. Los fans quieren nuevos juegos pero, sobre todo, quieren continuar la historia de Ryo Hazuki y, si bien no sería plato de buen gusto para todos, tal vez sería buena idea poner la vista en otros formatos más rápidos y económicos para plasmarla.
Ciertamente, a mí ya me da igual lo que pase con esta saga pero creo que muchos de quienes aún tienen puestas fe y esperanza en que algún día continuarán el viaje de Ryo no harían ascos a un cómic, película o serie animadas que se limite a narrar los hechos sin dar la posibilidad de participar de ellos como sí que se puede hacer en un videojuego. A veces vale más claudicar y buscar alternativas más viables que obcecarse en una idea que, visto lo visto, jamás se realizará o, peor todavía, lo hará mal.
Para ir concluyendo, parafrasearé al personaje del maestro Yoda de Star Wars para decirle a Yu Suzuki que no hable tanto de lo que le gustaría hacer. Señor Suzuki, hágalo… o no lo haga, pero no juegue más con la ilusión de quienes todavía muestran interés en su trabajo.